1,5 millones de niños mueren cada año por enfermedades prevenibles pero que no son mortales, como el sarampión, la neumonía o las enfermedades diarreicas. Estas muertes podrían evitarse gracias a las vacunas. Médicos Sin Frontera ha presentado en Granada su campaña 'Pon una vacuna' con un objetivo concreto, que las farmacéuticas bajen los precios de una de las vacunas más cara, la vacuna contra el neumococo.
Les llaman los "cinco asesinos". Son los culpables de la mayoría de las muertes de niños en los países en desarrollo. Sus nombres: malaria, diarrea, malnutrición, sarampión y neumonía. Cada 35 segundos muere un niño por neumonía y aunque existe una vacuna eficaz, el 75 % de los niños del mundo siguen sin estar inmunizados contra ella. Para José Antonio Bastos, presidente de Médico Sin Fronteras (MSF) en España, "algo tan simple y aparentemente solucionado como las vacunas, no está resuelto en absoluto. Actualmente siguen muriendo 4.000 niños al día, el 40% de ellos por neumonía. En el mundo de hoy con el grado de globalización que tenemos, el acceso a los transportes, los flujos de financiación que van en toda direcciones para cosas importantísimas es chocante que esto siga sucediendo. Es algo muy difícil de aceptar".
Para MSF las vacunas no llegan hasta las personas que más lo necesitan. El aumento de los precios en los últimos años, la falta de adaptación de las vacunas a la realidad de los países sin recursos y el complicado calendario de inmunización son las principales causas de esta situación.
Las formas más sencillas de evitar muertes prevenibles de niños en el mundo, hoy día, son una buena alimentación, una higiene adecuada y las vacunas. La vacunación es un pilar de trabajo de MSF para reducir las enfermedades y muertes causadas por enfermedades que se pueden prevenir. Durante más de 40 años, esta organización ha estado a la vanguardia de la inmunización en contexto de crisis y en la respuesta a brotes de enfermedades prevenibles por vacunas como indica su presidente en España, "utilizamos las vacunas como una herramienta más para mejorar la condición vacunal de las poblaciones de cara al futuro, pero muchísimo más para evitar muertes a corto plazo. Las vacunaciones hechas en situaciones humanitarias evitan una alta mortalidad en las semanas y meses siguientes. Es algo muy inmediato".
Un producto de lujo
Médicos Sin Fronteras se enfrenta con este problema de primera mano y por eso ha puesto en marcha la campaña 'Pon una vacuna' para "llamar la atención del mundo sobre el elevado precio de las vacunas", explica José Antonio Bastos y añade, "el precio desde el año 2001 hasta el 2014 se ha multiplicado por 68. De medio euro que costaba vacunar a un niño en el 2001 hemos pasado a unos 35-40 euros que cuesta vacunarlo hoy en día ".
MSF pone el foco en la industria farmacéutica, concretamente en las dos únicas compañías fabricantes de la vacuna contra la neumonía, la estadounidense Pfizery la británica GlaxoSmithKline (GSK). Y lo hace ante dos cuestiones principales, la dificultad de conocer el coste real de producción de las vacunas y la falta de transparencia ante la resistencia o no de las vacunas a los cambios de temperaturas, cuestión fundamental para diseñar vacunas adaptadas a las condiciones ambientales de los países más necesitados, como ocurre en el continente africano. "Cada país que va a negociar con estas compañías tiene un precio diferente, el precio fluctúa. Esto quiere decir que países como Túnez pagan un precio superior a otros como Francia. En el caso de la antineumocócica, Brasil paga tres veces más que Sudáfrica por la misma vacuna. Esta falta de transparencia contribuye mucho a que los gobiernos y las organizaciones humanitarias que van a negociar la compra de las vacunas tengan una posición completamente desvalida para poder conseguir unos precios razonables" declara Bastos.
Destaca, además, que los países que tienen acceso a estos precios son los reconocidos como en vía de desarrollo. Países en desarrollo intermedio o en crisis como son Siria, Jordania o Líbano no pueden adquirir estas vacunas. "Es un mecanismo muy rígido que limita mucho el acceso", apunta el presidente.
Por este motivo, la organización humanitaria ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas para movilizar a la opinión pública mundial y conseguir el abaratamiento de la vacuna neumocócica a 4.5 euros. Actualmente, el precio más bajo disponible es de 9 euros por niño para las tres dosis necesarias. "Pensamos que no es disparatados pedir a estas compañías, que con toda certeza han recuperado el coste de la inversión que supuso elaborar esas vacunas, hagan el esfuerzo de rebajar el precio. Pensamos que es absolutamente factible para ellos y que esto aumentaría la accesibilidad de ministerios de salud y de organizaciones como MSF para poder comprar vacunas y vacunar a millones de niños que hoy en día no son inmunizados porque es demasiado caro. La vacuna antineumocócica es una cuestión de vida o muerte para muchos niños y no puede ser un producto cuya una única razón de ser sea obtener un beneficio financiero".
Vacunas no adaptadas
Otras de las cuestiones sobre la que se quiere llamar la atención con esta campaña es la falta de adaptación de las vacunas a países en desarrollo donde suelen llegar vacunas diseñadas para mercados y sistemas de salud de economías más avanzadas.
La necesidad de conservar en frío constante las vacunas supone un gran obstáculo para mejorar las bajas tasas de inmunización. Actualmente deben conservarse en frío -a entre 2º y 8ºC- desde el momento que salen de la fábrica hasta que se llevan al punto de destino. Esto supone un reto considerable en países donde el suministro eléctrico no está garantizado, la temperatura puede alcanzar fácilmente los 40º y no se cuenta con medios fiables para su refrigeración. "Es imprescindible que en primer lugar, se haga pública la resistencia a los cambios de temperatura de las vacunas y que a medio y largo plazo se desarrollen vacunas para ser utilizadas en sitios donde no hay una infraestructura de lujo", destaca José Antonio Bastos. "Las vacunas que existen están pensadas para enfermedades que son investigadas en países que cuentan con un sistema de salud y de investigación epidemiológico sólido, que identifica tanto bacterias como cepas y subfamilias de un virus existente en esos países y no en los de en vía de desarrollo. Es imprescindible reorientar la investigación de vacunas a las necesidades de los países en situaciones más difíciles y no continuar mejorando la situación de los que se encuentran en mejores condiciones".
La vacunación es una de las formas más eficaces de reducir la mortalidad infantil. A pesar de ello, uno de cada cinco niños no recibe todas las vacunas que necesita antes de cumplir su primer año de vida.
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