"LA CIENCIA TIENE QUE SER AMENA, INTERESANTE Y SI PUEDE, DIVERTIDA, PERO NO A CUALQUIER PRECIO" Ernesto Páramo Sureda. Director del Parque de las Ciencias de Granada
Ernesto Páramo
Luz Rodríguez / Ciencia en Granada Si hay un rasgo que define a Ernesto Páramo (Lugo, 1958 ) es la curiosidad. Hablamos en su despacho, un lugar diáfano, con paredes blancas y mobiliario oscuro, con amplios ventanales con vistas al río Genil. Durante casi una hora, conversamos sobre la divulgación científica, los museos de ciencia actuales y de su trayectoria profesional y personal. Ya desde pequeño, en su Galicia natal, en el seno de una familia numerosa de 13 hermanos, el director del Parque de las Ciencias de Granada, se sentía atraído por todo lo que le rodeaba. De su niñez conserva su pasión por los animales, en concreto, una fascinación inexplicable por los reptiles. Desde muy joven empezó a trabajar en proyectos educativos alternativos donde tuvo su primer contacto con la ciencia, más bien, con la tecnología. Sucedió en los talleres de electrónica para niños que organizaba con sus amigos en un centro de los Franciscanos en La Coruña, tenía 16 años. En estos talleres comprobó que hacer circuitos eléctricos y saber porqué se enciende una bombilla, captaba la atención de los niños. Ahí comenzó su interés por la transmisión del conocimiento. Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada, cuenta con un doctorado en lo que es su gran pasión, la Pedagogía. Confiesa que su mayor preocupación es la educación ambiental y lo que pasará en un futuro cuando los recursos naturales se agoten. Ha leído mucho y de todo. Le interesa la economía, la filosofía y la evolución humana lo que le llevó a hacer un Master en Antropología y Genética forense. No sólo se “alimenta” intelectualmente de ciencia, gracias a su mujer, licenciada en Bellas Artes, los museos de Arte son lugares de visita imprescindibles. Desde hace 17 años está al frente del Parque de las Ciencias, un proyecto que nació gracias al empeño de un grupo de amigos que entendían que los museos de ciencias tenían que ser otra cosa. Actualmente sigue con la misma inquietud, pasión y entrega al proyecto. Quedan pocos días para la inauguración de una las exposiciones más esperadas de la temporada, una gran muestra sobre el Cerebro. En esta cita serán muchos los que pasen por el Parque de las Ciencias atraídos por un mismo impulso, el conocer cómo somos o quizás lo que les mueva sea, como a Ernesto, una insaciable curiosidad.
- En estás casi dos décadas al frente del Parque ha podido ver cómo lo que empezó como un proyecto, a finales de los ochenta, es ya un museo consolidado y un referente nacional e internacional de la divulgación científica. Un proyecto que no para de renovarse y de producir. Una de estas producciones es la esperada “El Cerebro: Viaje al interior”, ¿cómo vive estos momentos previos al ofrecer al visitante un proyecto tan elaborado? Lo primero que siento es la sensación de un reto cumplido. Por fin llega algo en lo que hemos estado trabajando durante cuatro años y en el que colaboramos con el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, aportando un cerebro procedente de nuestro laboratorio de plastinación. Han sido unos años de reuniones, firmando convenios, buscando los instrumentos económicos. Vamos a ser la primera sede, en Europa, de esta exposición
- Por el Parque han pasado exposiciones de producción propia y han venido a Granada, muestras internacionales de primer nivel que han situado al museo granadino en el circuito de las grandes exposiciones científicas…. Esta es una de las apuestas que fijó el Consejo Rector del Parque cuando se llevó a cabo la ampliación. Los grandes museos cuentan con el Parque de las Ciencias para hacer sus exposiciones. Antes se pensaba en Barcelona y Madrid, Granada está, actualmente dentro del circuito. Hemos hecho la exposición del Tyranosarius Rex, la de la Antártida y hay en cartera otros proyectos internacionales importantes. Yo creo que esto es algo bueno para los granadinos porque no hay que irse por ahí para ver grandes exposiciones. Aquí vienen con un paquete de talleres, conferencias y actividades.
- Ha declarado, en alguna ocasión, que los museos científicos son como una plaza pública ¿Hasta que punto es importante que los ciudadanos accedan al conocimiento científico? Es importante por varias razones. La primera es de carácter educativo y cultural porque la ciencia forma parte de la cultura contemporánea. Es imprescindible para estar formado y disfrutar de la cultura de tu tiempo, acceder al conocimiento científico y técnico. La segunda es una razón de tipo socioeconómico. Una economía, ahora y en el futuro, que no esté basada en los pilares de la ciencia y la tecnología, va a ser siempre, subsidiaria. Es muy importante tener masa crítica y que la sociedad en su conjunto valore y entienda que la ciencia forma parte del progreso. Es imposible tener una visión crítica del mundo en el que vives sin tener acceso a la información científico-técnica.
- Los museos y Casas de las Ciencias han evolucionado mucho en los últimos años ¿Qué es lo que caracteriza a los museos científicos modernos? ¿Cómo convive el concepto tradicional de museo con las últimas tecnologías y con las ideas más innovadoras? Creo que, afortunadamente, ha habido una convergencia entre los museos históricos y los museos interactivos. Hoy por hoy, los grandes museos históricos de ciencia como el Deutsches Museum de Municho el Science Museum de Londresse han convertido en museos interactivos. y los museos interactivos también están valorando el patrimonio como una parte más de la Historia de la Ciencia. No solo tenemos que contar la ciencia, sino también estimular el interés por ella, hacer que la cultura, el arte, se asome a ella y viceversa, que la creatividad, en definitiva, participe del museo.
- ¿Los museos son sólo un sitio para aprender? Por supuesto que no. Creo que los agentes que tienen que enseñar ciencia son muchos, los medios de comunicación, por supuesto. Internet es una herramienta más para comunicar, enseñar e informar sobre ciencia; la escuela, la sociedad en su conjunto tiene que cumplir esa función. A mi me gusta que los museos sean un espacio al que se viene a disfrutar y no sólo para adquirir conocimiento. Por ejemplo, si uno va a un festival de danza no va necesariamente con el afán de aprender a bailar, sino que va a disfrutar de la cultura contemporánea y eso parece que a los museos de ciencia le está prohibido. Hay que venir a aprender y yo digo que no, que no, que está muy bien aprender pero también esa misión de que sea un espacio cultural, de ocio, de diversión inteligente.
- ¿Es el museo granadino un lugar atípico dentro del panorama de los museos científicos españoles? Tiene sus peculiaridades, pero creo que participa en ese grupo de museos que estamos en esa actualización de la museología clásica. Una de estas peculiaridades es la de ser un parque, hacer ciencia al aire libre. Fuimos los primeros en España. Contar con espacios en el exterior te permite expresar las cosas de otra manera. Esta ha sido una apuesta propia del Parque de las Ciencias que ha sido muy interesante. Hemos tratado, y en eso elMuseo de la Ciencia CosmoCaixade Barcelona también ha sido bastante pionero, de ser un lugar para acoger debates sociales. Hemos convertido el Parque en un lugar de encuentro, donde hay muchísimos congresos, no sólo de divulgación sino eminentemente científicos. Por ejemplo, la Universidad de Granada se siente cómoda en el Parque haciendo este tipo de encuentros y las personas que vienen, agradecen que no estén en un palacio de congresos al uso, sino en un espacio más enriquecedor.
- El Parque es un lugar para la innovación y la renovación constante a la hora de acercar sus contenidos a los visitantes, como la reciente experiencia “Al museo con linternas” ¿de dónde surgen los proyectos, experiencias e iniciativas que cada día sorprenden al visitante? Fundamentalmente del equipo del Parque. Una peculiaridad que tenemos con respecto a otros museos es que, a veces, hay unas estructuras muy piramidales, en las que hay una dirección muy potente y casi nada detrás. Nosotros tenemos un equipo educativo, científico y de comunicación muy potentes. Somos pocos pero llevamos juntos muchos años. Gente comprometida con el proyecto que asumen un papel muy activo y eso se nota. También hay mucha interacción. Somos un museo muy abierto a la realidad a través de la asociación “Amigos del Museo”, con casi 15.000 miembros. Hay una interacción con el visitante. Además, hay que estar atento a lo que sale. La clave está en la flexibilidad, no atarse a un programa que ya tienes cerrado, sino que hay que estar abierto a lo que sucede.
- Y en relación a otros museos, ¿Cuáles son sus referentes? Me gustan mucho los museos de Arte. Cuando salgo fuera me gusta conocer otros museos. La Tate Modernde Londres me encanta…Me gusta visitarlo todo, no sólo los museos de ciencia y tecnología. En España hay un referente muy claro que es el Museo de la Ciencia de Barcelona, me gusta mucho. También la red de museos de paleontología que se hizo en torno a Dinópolis, en Teruel. Me gusta como han sabido introducir todo el trabajo científico, hacerlo frente a los visitantes. Tienen los talleres de restauración de las grandes piezas dentro del propio museo. En Teruel están haciendo un magnífico trabajo de unión de la ciencia con la divulgación. A mi me gustan desde los pequeños centros de interpretación a los grandes museos, la inspiración hay que encontrarla en muchísimos sitios, no sólo en los museos de tu ámbito.
Formación, innovación y divulgación
- Hablemos de Francesco Tonucci, una figura muy presente en su visión de entender la educación. El Consejo de los Niños, la libertad para descubrir y experimentar, los niños como protagonistas…Son ideas procedentes del pensador italiano que han tomado forma en el Parque de las Ciencias ¿Hasta qué punto ha influido Tonucci en cómo es hoy el Parque? Él es una persona que tiene un enorme prestigio científico y, al mismo tiempo, es un gran trasgresor, esto es una cosa que no suele casar muy bien. Nunca le da miedo innovar, crear o criticar aquello que considera adecuado. Creo que ha sido una fuente de inspiración muy grande para el Parque de las Ciencias que nos ha animado a transgredir en algunas cosas, como por ejemplo, la Sala Explora, el Desván del Museo, el Consejo infantil son iniciativas que, posiblemente, no hubiésemos hecho por lo menos con tanta libertad sino fuera por su respaldo. Si tuviera que quedarme con alguna cosa de él es que dice algo que parece un poco tópico y es que dice que hay que tomarse a los niños muy en serio y no infantilizar las cosas. Yo creo que ese mensaje es muy potente y ha calado mucho en el personal del museo.
- Licenciado en Derecho e interesado por la Pedagogía se mueve, desde hace años, en el ámbito de la Ciencia. Habla de astronomía, medicina, biología, ¿Cómo ha sido este proceso de formación? Yo empecé interesado en los temas de educación ambiental. Llegué a ser consciente de la importancia de la ciencia desde el medioambiente al darme cuenta que todos los temas de educación ambiental que fueron muy importantes en los años 80 en toda Europa, se quedaban en lo emocional si no tenían un respaldo científico. He sido una persona curiosa que me ha interesado mucho formarme, siempre lo he ido haciendo mientras trabajaba. Cuando empezó a interesarme la museología científica me formé en el que es el museo de referencia de Europa, el Deustch Museumy hay comprendí, porque hice el curso de Dirección de Museos en Munich, que la museología clásica tenía unos límites y que había que dar un paso más, que fuera más interactiva, más participativa. Siempre he intentado no quedarme en una formación única, beber de muchas cosas.
- Otro de los campos que le interesa es el de la divulgación científica, ¿cómo hemos avanzado en España en este ámbito? Los españoles no deberíamos ser ni autocomplacientes ni autoflagelarnos continuamente, porque en muchas cosas, estamos a un excelente nivel. Cuando vienen colegas desde otros museos de cualquier país del mundo, se quedan asombrados y nos piden colaboración. Las cosas en España han avanzado mucho y muy deprisa. Si miras a principio de los 90, había tres museos de ciencia y ahora hay casi cincuenta. Hemos subido mucho el nivel pero también hay que hacer un poco de autocrítica pero para mejorar, no para deprimirse. Quizás, en algunos aspectos, se ha trivializado un poco. A veces por el afán de atraer más público puedes rozar el parque de atracciones. Tenemos que diferenciar mucho de lo que es una cosa en lo que lo fundamental es el ocio y el divertirse y un museo de ciencia interactivo con un objetivo. La ciencia tiene que ser amena, interesante y si puede, divertida, pero no a cualquier precio. Pasa también en el periodismo científico, hay una línea que no se sabe bien donde está en la que es muy fácil pasar de lo popular, de intentar atraer al público, que es lógico y legítimo, a llegar a hacer casi prensa del corazón científica. En ese límite está la profesionalidad, tanto en el caso del periodista como en el de los responsables del museo para saber mantener tu línea y ser fiel a tu proyecto.
- Los científicos además de divulgar están saliendo a la calle a reivindicar y en defensa de su trabajo ¿Corren malos tiempos para la investigación? Con el estrés financiero que hay, evidentemente sí. Estoy tan convencido de que para los países desarrollados no hay otra puerta de salida que la del progreso científico- técnico, todo lo demás es retraso. Yo soy optimista y no se puede desanimar a las nuevas generaciones con que la ciencia no tiene salida, es todo lo contrario, no hay más salida que la ciencia.
Una vida marcada por la curiosidad y una preocupación, el medioambiente.
- ¿Cuál fue su primer contacto con la ciencia? Siempre he sido una persona muy, muy curiosa. De joven, en la Facultad de Derecho, lo mismo me gustaba la economía, que la filosofía. He leído mucho. Me han apasionado las obras completas de Julio Verne, Asimov...Yo creo que la curiosidad, el interés por todo, es algo que he tenido desde pequeño. Ya de adulto mi preocupación real fue por todo el tema medioambiental, la relación entre el hombre y el medio. Antes que nosotros pensaban que el mundo no tenía límites, que los recursos eran infinitos, yo creo que fue nuestra generación la que descubrió que nuestros recursos sí que se acaban. Toda la eclosión de la conciencia ambiental ha sido muy importante para toda una generación de españoles.
- Ese interés por todo lo ambiental le llevó a formar parte de la puesta en marcha de otro de los proyectos educativos señeros de Granada, el centro de Educación Ambiental “Huerto Alegre” ¿Qué recuerdos tiene de aquellos días? Lo recuerdo muy bien porque fue en una etapa muy importante en la vida. Acabar la carrera, no había ayudas de ningún tipo. En aquel tiempo, principios de los ochenta, me río yo de las ayudas, te ponían muchas dificultades para montar una cooperativa. Tuvimos que hacerlo con muchísimo esfuerzo y sin ayuda pero creo que dimos con la clave, había una necesidad de llenar un hueco. En ese momento había un espacio para la educación ambiental que no estaba todavía muy desarrollada en España. Tuvimos muchísimo éxito. Todavía me acuerdo de las colas que se formaban, en la Plaza del Carmen, para solicitar las colonias de veranos contratadas por el Ayuntamiento y la Diputación. "Huerto Alegre" ha sido un referente en educación, formación del profesorado, en muchos temas relacionados con el medioambiente.
- Pero son muchos los ámbitos de la ciencia que le interesan… Soy muy disperso, me interesan muchas cosas. Soy un desastre, lo reconozco, porque me interesa, no sé….la evolución humana, por ejemplo. He leído, no sé cuántas veces, la biografía de Darwin. Me interesa mucho todo lo que tiene que ver con el cerebro que ahora, con la exposición, estoy poniendo al día. Hay un libro del Premio Nobel de Medicina Erik Kandel que se llama En busca de la memoria, sobre el cerebro, que me entusiasma. Es un libro enorme que cuenta cómo empezó él a investigar sobre la memoria y lo va hilando con su autobiografía. Él era un judío de Viena y tuvo que irse a EE.UU. Es fantástico. Es mi libro de cabecera que sigo leyendo y releyendo. Y luego, como tema de futuro que me interesa muchísimo es todo el debate energético porque es un tema científico pero, al mismo tiempo, de política científica. Probablemente es el tema de mayor calado para la Humanidad. Había una pintada muy bonita en Berlín, hace muchos años, “Todo el mundo quiere volver a la naturaleza pero nadie quiere volver andando”. Es muy importante comprender los límites ambientales. La divulgación científica, no me canso de decirlo, no sólo es un lujo, es una necesidad de primera magnitud para la supervivencia de la humanidad como especie. O somos capaces de generar una conciencia ambiental sólida en las evidencias que la ciencia transmite o los gobernantes no van a tomar las decisiones difíciles que tienen que tomar. A todo el mundo le cuesta bajar sus niveles de consumo, por eso creo que es importante ser capaces de dar con los instrumentos básicos para comprender el mundo y es eso es lo que nos facilita la ciencia y la técnica.
- La ciencia avanza a paso de gigante. En una década las cosas habrán cambiado mucho en los diferentes ámbitos, en medicina, astronomía, etc.- Echando un vistazo al futuro, ¿dónde se ve dentro de diez años? Siempre que he estado trabajando en un proyecto me he entregado al 100%. Tengo la misma ilusión que el primer día. Sé que podría entregarme con la misma pasión a otros proyectos ya fueran educativos, culturales o empresariales. He tenido algunas ofertas muy interesantes, en el mundo empresarial, pero la verdad es que me siento tan cómodo y estoy tan convencido y a gusto con lo que estoy haciendo que por eso puedo dedicar doce o trece horas a lo que hago porque me gusta. Esto es muy vocacional. No es que me hayan contratado para esto sino que hemos sido un equipo de personas las que hemos fundado esto, desde sus orígenes. Intentamos seguir siendo fieles a lo que queríamos hacer. Además, hemos tenido mucha suerte con el respaldo institucional. Mucha gente se ha volcado con el Parque. El respaldo que han tenido los medios de comunicación en Granada, es una de las claves. Se han dado una serie de circunstancias que han hecho que el Parque de las Ciencias sea lo que es. Cuando la gente dice que este proyecto ha sido un milagro, esto es verdad, pero porque, también, muchas personas han hecho mucho, las instituciones, los medios, el público, etc. Es fruto de una suma de esfuerzos.
Perfil Director del Parque de las Ciencias de Granada de cuyo Proyecto Museográfico fue autor en 1990 así como de sus distintas ampliaciones. Master en Antropología y Genética Forense y Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada. Doctorando en Pedagogía, con suficiencia investigadora, y Diploma del Museo Alemán de Ciencias donde además realizó una estancia como investigador invitado. Miembro del Consejo Director de ECSITE, la Red Europea de Museos de Ciencia y Tecnología, con sede en Bruselas, que agrupa mas de 400 museos de 50 países.
Entre otras distinciones tiene el Premio nacional de Divulgación Científica de la Fundación Española de Ciencia y las Reales Soc. de Física y Matemáticas (Ciencia en Acción 2006), el “Premio de Comunicación Científica 2011” de la Universidad de Granada.
Profesor invitado en los Master de Comunicación y Museología Científica; Ciencia, Tecnología y Sociedad; Museología y Turismo, en las Universidades: Pompeu Fabra de Barcelona, Salamanca y Granada. Director de la Colección de libros ¨Cuentos de Ciencia”. Miembro de la Asoc. Española de Cine Científico. Miembro del Consejo Asesor de la Revista EUREKA, Enseñanza de la Ciencia. Coordinador de la asignatura: “Ciencia en la vida cotidiana” del Aula de Formación Abierta de la Universidad de Granada y Codirector de los "Cursos de Actualidad Científica". Tiene publicados varios libros colectivos y unas 50 guías y materiales didácticos sobre Educación, Ciencia y Medio Ambiente.
Ha pronunciado más de tres centenares de Conferencias, nacionales e internacionales. Ha organizado 42 Exposiciones Temporales algunas en colaboración con importantes museos como el Natural History de Londres, la Cite del Espace de Toulouse, el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona o el AMNH de Nueva York. Promovió y fue Presidente del "1er Congreso sobre Comunicación Social de la Ciencia" en España y miembro de la Comisión redactora del Programa Nacional de Divulgación Científica del Plan Nacional de I+D.
Actualmente trabaja en la desarrollo del ExploraLAB (I+D en Comunicación Científica) y en la producción de varias Exposiciones Científicas Internacionales como “Cerebro, viaje al interior” con el Museo de Nueva York. Asesora diversos Proyectos Culturales y a Museos de varios países y desarrolla una amplia actividad de formación en el ámbito de la Comunicación de la ciencia y su normalización en la cultura. Alguno de sus últimos artículos son “El Conocimiento puede ser Contagioso” en la Revista QUARK o “El Museo Ornitorrinco” en ICOM España.